jueves, 31 de julio de 2008

TÉCNICAS DE MEDITACIÓN I :: fgm829


La palabra mantra proviene de dos vocablos sánscritos: man, que significa mente y tra, que significa liberar.

Los mantras son técnicas de concentración cuyo fin persigue fijar la actividad mental descontrolada y lograr su reposo. Para ello utilizamos la vibración sonora que nos produce la técnica en cuestión y concentrando nuestra atención, logramos los frutos de nuestra dedicación y práctica.

La cultura popular ha establecido como mantra, cuando no conciliamos el sueño, contar ovejitas. También surte efecto contar al revés. De esta forma nuestra atención estará en los números y vendrá el sueño con facilidad.

Ni que decir tiene que podemos adaptar cualquier actividad que desarrollemos y fijarnos un mantra, hecho a nuestra medida. Puede servirnos escuchar música, dedicarnos al hobby que nos guste. Modelismo. La concentración en la lectura, etc. etc.

Desde tiempos remotos, el afán del ser humano siempre ha sido el control de su mente, y aligerar la pesada carga de tener que soportar la incesante actividad mental generando pensamientos alocados y sin fundamento alguno. Por ello se le ha asociado a la cultura oriental enfocada en la autorrealización y el Yoga (unión con el todo).

Si nos adentramos en la cultura del mantra, descubriremos que los monasterios budistas utilizan ciertas técnicas sonoras para fijar su atención en un rosario de oraciones e interiorizar y armonizar con la vibración primordial.

Existe una técnica bastante depurada de cómo rezar el rosario, no solo en el catolicismo, sino en la cultura musulmana. Ir cuenta a cuenta concentrado en lo que se reza; y por supuesto en las letanías, cumpliendo su función de oración y recogimiento interior.

Los mantras son generalmente extraídos de textos sagrados como los Vedas (El Bhagavad Gita), Patanjali, los Upanishads, entre otros muchos. Pero como veremos todas las grandes religiones que actualmente conocemos, han utilizado estas técnicas de meditación para alcanzar la realización del ser.

El verdadero mantra tiene su origen en el principio de la Creación.

Todo el universo es una expresión de la vibración primordial y su eterno sonido-símbolo inexpresable es AUM. Representa el absoluto, el sonido primordial mediante el que el universo fue creado; símbolo de la totalidad, es el Verbo sagrado. A es el primero de los sonidos guturales. U el medio y M el fin. OM es AUM escrito correctamente. AUM tiene un efecto atrayente. Es la única música del mundo. Es la canción de cuna cantada por una madre para acallar a su hijo que llora. Es gorjeado vocalmente por lo pájaros. Es el aullido de los lobos. Es el lenguaje susurrado por los árboles. Es el factor importante en el rugido musical de los océanos. Llena el cosmos entero, animado e inanimado, con su música silenciosa. Danza en el aliento musical de cada criatura. AUM es la música del aliento. Es la reverberación primordial.

Fernando García Muñoz

DESCUBRIÉNDOME :: fgm829

No importa la fecha de hoy, ni dónde nacimos, ni el color de nuestra piel, ni nuestro sexo, ni si somos cultos o analfabetos, ni nuestro status social, ni cómo vinimos al mundo, si en un hospital, o en un pajar, o en medio de una guerra, o en un campo recogiendo la siembra.

Todos nacemos bajo el sol. En este hermoso planeta Tierra. A todos se nos ha dado una oportunidad de descubrir quiénes somos. Hemos sido diseñados como los seres más elevados de la creación. Con la capacidad de ser consciente de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Con unos sentidos para relacionarnos con el medio ambiente. Y seguro que muchas criaturas tienen algunos sentidos más desarrollados que nosotros, pero con el regalo que nos ha dotado la naturaleza, es suficiente para cumplir nuestro propósito.

Y lo más importante, estamos respirando. Estamos vivos. Sin este aliento este cuerpo perfectamente equipado sería un vegetal. No tendríamos conciencia de nuestro existir.

¿Quiénes somos? ¿Quién es este ser que observa detrás de los párpados? ¿Quién este ser que se mira cada día al espejo, y se asombra de lo que ve? Como si estuviera encerrado y limitado en un cuerpo ¿Quién este ser que camina, y se asombra de los movimientos? ¿Quién este ser que siente y observa el dolor de este cuerpo, la pena, la tristeza, la felicidad, la alegría, la armonía, y se asombra de todos los estados que experimentamos?

Quiero ser consciente y descubrirme cómo me desenvuelvo en mis quehaceres cotidianos, pero conscientemente. Quiero mirarme a los ojos y descubrirme un poco más.

Todas las acciones que transcurren en el eterno presente nos invitan a descubrirnos un poco más. Cuando escribimos en el ordenador. ¿Somos conscientes de cómo los dedos están tecleando las letras? ¿Somos conscientes de cómo fluyen las palabras? Somos conscientes de que nuestra vida transcurre en el presente. Y sin embargo se nos escapa el tiempo. No lo saboreamos. Cuando leemos, cuántas veces hemos de iniciar la lectura por la falta de concentración.

Es un ejercicio de ir descubriéndome cada día un poco más e ir conociendo a este ser que está conmigo todo el tiempo y por lo que se ve, está empeñado en que le conozca, más y más, y me relacione con él. Y me doy cuenta de que el eterno compañero, el aliento, me invita a que esté con él. Es la única forma de estar presente en el eterno presente. Aquí y ahora. Algo tan simple y tan rutinario como es la respiración, pasa inadvertida para nosotros todo el tiempo. Damos por hecho que respiraremos todo el tiempo, seamos conscientes o no. Deberíamos incorporar en nuestra agenda diaria, el precioso hábito de ser más consciente del aliento.

Me gustaría ir descubriéndome cada día un poco más.

Fernando García Muñoz

LOS NUBARRONES DE LA ILUSIÓN :: fgm829

Los densos nubarrones de esta Maya se ciernen paulatinamente desde nuestro horizonte más próximo permitiendo que la ilusión se instale en nuestra forma de percibir, pensar, actuar, acatar directrices y tomar decisiones que conciernen y afectan no solo a nosotros mismos como seres humanos, sino que a causa de ellas, cientos, miles, millones de seres, están totalmente avizores a la espera de lo que decidan por nosotros. Y diariamente el ser humano está sufriendo las consecuencias de nuestra justificada confusión, aceptada por nosotros mismos y por la sociedad.

¿Hacia dónde vamos, qué dirección hemos de tomar para que de una vez por todas, el ser humano comience a descubrir que estamos instalados en la ignorancia y el oscurantismo?

¿Cuánto tiempo hemos de soportar que las clases más desfavorecidas sufran las decisiones que se adoptan diariamente en cómodos sillones de cuero, tomando un refrigerio, mientras la miseria galopa a sus anchas como caballos desbocados, despeñándose al precipicio, y sembrando de cruces los hermosos parajes que la naturaleza nos regala con humilde generosidad?

Nos esforzamos en demostrar que lo evidente es mentira y que la mentira es verdad con tanta naturalidad que nos estamos creyendo nuestra propia locura. Y vamos enarbolando el estandarte de los logros conseguidos. No obstante y para sorpresa nuestra, cuando intentamos reaccionar y la certeza se hace evidente, siempre es demasiado tarde. Y como siempre culpamos de todo a lo coyuntural.

Qué palabra tan coyuntural, valga la redundancia, que se asemeja a un agujero negro, donde son engullidos los logros, los ideales, las buenas intenciones, las relativas verdades, las miserias escondidas debajo de las grandes y lujosas mesas de salas de juntas, y donde la ilusión hace acto de presencia y nos pone delante de nuestras narices, el fruto de nuestra incapacidad para dirigirnos unos a otros.

¿Hacia dónde vamos los seres humanos? Qué hemos de experimentar, para que transformemos la materia prima de nuestro cuerpo y comencemos a desarrollar esta hermosa maquinaria y basemos nuestros principios en algo sólido, algo que impregne de Verdad todo cuanto toque el ser humano. Ya sean los propios pensamientos, los propios ideales, las relaciones con otros seres, y que por mimetismo con esa experiencia, vayamos ofreciendo y compartiendo unos con otros el fruto de la Verdad que dentro de nosotros está instalada desde tiempo inmemorial y que pacientemente está esperándonos a que emprendamos la increíble aventura de dirigirnos hacia ella y no prestemos atención, ni nos dejemos influenciar por la Maya o la ilusión, siempre instalada, a nuestro pesar, en la dualidad, y nos dejemos llevar por el fluir de la Verdad.

Este es mi humilde deseo como ser humano. Que brille el sol de la Verdad y que encontremos y nos relacionemos con nuestro sol interior.

Fernando García Muñoz

martes, 29 de julio de 2008

EL OBELISCO INTERIOR :: fgm829

Érase una vez en un lejano pueblo del Nepal, a los pies de la cordillera del Himalaya, que entre sus habitantes corría la voz de que en la cima de la montaña más cercana habitaba un ermitaño que daba cobijo en su caverna a un genio que concedía todos los deseos.
Muchos aldeanos emprendieron su peregrinación hacia la montaña, abrigando unas esperanzas que no tardaron en desvanecerse. Todos y cada uno iban regresando ladera abajo, totalmente desilusionados y descontentos después de haber alimentado tantas expectativas.
En la aldea vivía un humilde campesino que al enterarse de la noticia, se animó a visitar al ermitaño. Dispuso su talego y cayado y emprendió la ascensión a la montaña pensando en lo que le pediría al genio.
Cuando llegó a la cabaña del eremita, exhausto y abatido tras el largo viaje, suplicó un poco de agua al venerable anciano y tras un breve descanso le dijo:
- Honorable señor, ha llegado a mis oídos que dais cobijo a un genio que concede todos los deseos. ¿Es cierto?
- Así es, pero si quieres contar con sus servicios, debes saber que has de tenerlo siempre ocupado. Si no es así, te destruirá.
- ¡Pero señor! Soy un pobre y humilde campesino que no poseo nada y mi vida está plena de miserias y desgracias. Si pudieras cedérmelo por algún tiempo, te estaría profundamente agradecido, y no sabría cómo pagártelo.
- De acuerdo, -contestó el anacoreta-. Pero no olvides lo que te he dicho. Tenlo siempre ocupado.
El humilde campesino emprendió el camino de regreso por la ladera de la montaña llevándose al genio con él. Al instante comenzó el genio a pedirle que le diera algo para hacer. El campesino ante la insistencia, le dijo que le proporcionara un asno para así hacerle el viaje más placentero; y ambos subieron a lomos del animal.
Acto seguido prosiguió el genio: dame algo para hacer o te destruiré. Así que el campesino le dijo que le construyera un castillo y que le proporcionara una joven y bella consorte para hacerle la vida más feliz. Sus deseos fueron complacidos al instante. Seguidamente el genio continuaba en su empeño de destruir al campesino que se llenaba de posesiones; mas no podía disfrutar de todo lo que iba acumulando en su vida.
Así que iba pasando el tiempo y se daba cuenta que era más infeliz que antaño, al no poder disfrutar de nada por temor a ser destruido; por lo que una mañana se levantó temprano y fue a visitar al ermitaño. Le explicó lo desgraciado que era y le suplicó que le diera una solución a su problema.
El solitario anciano, compadeciéndose del campesino le dijo: construye un obelisco en el patio del castillo que posees y cuando el genio haya terminado de concederte algún deseo, dile que suba y baje por el obelisco hasta que le avises.
Así que cuando el genio no estaba atareado en conseguir los deseos de su nuevo dueño, sabía que debía subir y bajar por el obelisco hasta nueva orden.
Fernando García Muñoz

EL PUNTO DE APOYO :: fgm829

El postulado matemático sobre la Palanca que nos dejó en herencia Arquímedes: "Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". Lo hacemos extensible para amplificar la fuerza mecánica aplicada sobre un objeto; o para incrementar la distancia recorrida por un objeto en respuesta a la aplicación de una fuerza. La Industria se ha beneficiado de ello, así como también vemos su despliegue en la disciplina deportiva. El remo, la vela, la jabalina, salto de pértiga, etc. etc. etc.

Pero el ser humano por naturaleza necesita un punto de apoyo donde impulsar su proyecto de vida. Y proyectamos nuestras expectativas en la familia, el trabajo, en cultivarnos, en las relaciones humanas de toda índole, pensando que algún día se cumplirán nuestros sueños. Y vemos cómo va pasando el tiempo y esos sueños no llegan a cumplirse. Y nos vemos abocados a la desesperación, al hastío, y al sin sentido.

Y estos objetivos pasan y pasarán porque somos fieles testigos de ello. Son acontecimientos que están aquí y lo vemos con nuestros ojos, pero son un espejismo.

Hasta que no encontremos el verdadero punto de apoyo dónde basar nuestra vida, estaremos pisando en tierras movedizas. Sucede lo mismo que cuando empiezas a nadar y una ola te aleja del lugar donde estabas practicando. Intentas pisar tierra firme y no puedes. Te desesperas. Pero cuando encuentras el punto de apoyo dónde afianzar tu cuerpo, sientes un gran alivio. Te sientes seguro.

El punto de apoyo real reside en la experiencia directa que nos proporciona la relación verdadera con lo que somos. Esa energía vital de donde emana el verdadero conocimiento del ser. Y será la base, la plataforma desde donde nos impulsaremos hacia la perfecta realización.

Todos los conocimientos, doctrinas, sentencias y vivencias de otros seres, y toda la cultura que nos hemos forjado a lo largo y ancho de nuestra vida, no nos sirven para nada ante la experiencia real. Tanto da que seamos cultivados o analfabetos. La experiencia es el punto de apoyo, el motor de la vida y el timón para dirigir la embarcación con seguridad.

Cuentan las crónicas que Tomás de Aquino, uno de los teólogos más portentosos de la historia, hacia el final de su vida dejó de pronto de escribir. Cuando su secretario se le quejaba de que su obra estaba sin concluir, Tomás le replicó: "Hermano Reginaldo, hace unos meses, celebrando la liturgia, experimenté algo de lo Divino. Aquel día perdí todas las ganas que tenía de escribir. En realidad, todo lo que he escrito acerca de Dios me parece ahora como si no fuera más que paja". (Anthony de Mello)

Mi invitación y deseo es que todos busquemos el verdadero punto de apoyo.

Fernando García Muñoz

La fuerza interior :: fgm829

Los seres humanos nos crecemos antes las adversidades. Está claro. Lo hemos comprobado en múltiples ocasiones. En terremotos, en maremotos, en ciclones arrasando poblaciones enteras, en incendios, en huracanes, en desastres ecológicos, etc. etc.
Hay una parte de nosotros, que viene de muy adentro, que no sabe de idiomas, de razas, de credos, de estatus social, ni de belleza ni de fealdad. Hay un resorte natural que nos empuja a entregarnos y ser útil y nos prestamos a la ayuda desinteresada y nos solidarizamos con la causa común, donde el voluntariado se convierte en ese elemento que nos distingue y nos hace especiales. Esa fantástica capacidad de respuesta.
¿De qué sustancia estamos creados? Cuál es ese idioma que tenemos en común, reconocible por todos, donde las palabras no importan, donde existe la sincronización, la espontaneidad, donde fluye el esfuerzo hacia el objetivo final que las circunstancias nos demandan.
El trabajo en equipo, como las hormiguitas, las abejas, colaborando unidos donde el impulso interior hace que se desencadenen ciertas fuerzas internas y veamos el resultado final.
Cuando llega el descanso, y nos miramos unos a otros y vemos el resultado de nuestra acción. El trabajo desinteresado se convierte en adoración. La entrega total. No sabemos qué es, pero nos hemos soltado, hemos fluido en la entrega. Somos inexpertos, tímidos, y nos miramos unos a otros tratando de saber qué nos está ocurriendo, y al crearse esa mágica simbiosis, nos deleitamos en esa nueva sensación de amor fraternal.
Esa fuerza interior ha derribado los barrotes de nuestra cárcel interior donde el ego tiene establecido su dominio y hemos vislumbrado la libertad que viene de darnos, de entregarnos, libres y sin temores.
He tenido esa sensación muchas veces en mi vida, y la sigo teniendo, y he de confesar que ese sentimiento de unidad con otras personas donde ha imperado la entrega desinteresada y el compartir un fin común, tiene mucho poder. Sientes que estás unido por algo que no ves pero que te tiene atrapado. Vayas donde vayas, sigue estando ahí. Y sientes cómo la gracia te dirige, te protege, te lleva por senderos ocultos en tu interior y va abriendo caminos insondables. Y quieres dar, comunicar, expresar, pero descubres que eres limitado en palabras. Y solo queda un recurso. Presenciar el poder del amor, cautivándote, enamorándote, y a tu servicio. Sólo puedes dejarte llevar, fluir con la corriente, abandonarte a tu condición de ser humano y experimentar la fuerza interior.
Fernando García Muñoz

SOMOS MÁSCARAS :: fgm829

Persona en Griego significa “máscara”. Te imaginas un mundo lleno de máscaras, o mejor dicho de personas ocultándonos unos de otros, detrás de nuestro rostro, para no ser vistos. ¡Qué tenemos que ocultar! ¡Cuántos miedos nos atenazan! ¡Cuántas paranoias captamos en el metro o en el autobús! A veces ocultándonos en las páginas de un libro o haciendo ver que estamos leyendo. Y lo único que hacemos es comprobar que no nos están mirando. Y si descubrimos que nos miran, es todo un acontecimiento observar cómo la mente con sus artimañas trata de protegerse para salir airosa de la batalla interior.
He visto a niños desnudos, jugando sin la menor preocupación por su desnudez. Libres. Felices. Ligeros, sueltos y alegres. Disfrutando del momento presente.
¿Acaso cuando nos hacemos mayores, o mejor dicho cuando tenemos uso de razón, es cuando empezamos a ocultarnos? ¡Pero ocultarnos de qué! ¡Qué es aquello que nos paraliza y buscamos ciertos mecanismos de defensa para protegernos! ¡Pero protegernos de qué!
Somos prisioneros de nuestras ideas y conceptos. Estamos encarcelados en vida y cuando se nos ofrece la posibilidad de libertad, en vez de dejar atrás la puerta de nuestra cárcel, nos recluimos en una celda de seguridad y damos otra vuelta a la cerradura para protegernos más.
Los “CONCEPTOS”. Los odiosos conceptos. Nos impiden ser y caminar libres, y ligeros. Nos impiden emprender el vuelo. Nos tienen amarrados a tierra firme y sentimos miedo a soltarnos. Estamos tan acostumbrados a ellos, que forman parte de nosotros, como si fuera un lunar más de nuestra piel. Los conceptos nos dan inseguridad, recelo, prejuicios, etc. Estamos tan esclavizados por los conceptos, que incluso en la noche nos ocultamos de la propia oscuridad para pasar inadvertidos. Qué carga tan innecesaria llevamos a veces.
Solo la “VERDAD” nos hará libres. Decía un ser que vino a este mundo a romper las cadenas que nos tenían oprimidos. La libertad interior hará que nos despojemos de estos conceptos que nos oprimen el corazón e impiden que nos miremos a los ojos, con mirada limpia y cristalina, aceptándonos como somos y que evolucionemos y vayamos escalando peldaños en esa gran escala interior.
Fernando García Muñoz

lunes, 28 de julio de 2008

¿QUÉ ES LA POESÍA? :: fgm829

La poesía es la expresión de los más excelsos sentimientos, utilizando el vehículo de las palabras para describir las impresiones más profundas que un ser humano pueda captar en la naturaleza, en la vida, en las personas, en las relaciones, en el amor. En definitiva en la creación.
El poeta crea de la nada y con su varita mágica va despertando sentimientos dormidos y generando vida en todas las manifestaciones de la naturaleza.
El poeta tiene el don de otear, y percibir las cualidades de las cosas con visores especiales y nos trasladan a su universo con la armonía y el embrujo de sus palabras.
El poeta en un conocedor del valor, el énfasis y la danza que las palabras poseen.
El poeta hace que cobren vida impresiones, emociones, pasiones, y demás cualidades que integran al ser humano.
El poeta, cuando crea ya no le pertenece su obra. Se le ha dejado escudriñar en el mundo profundo y mágico de la vida para cantar y alabar con su canto a la naturaleza y así narrar la grandeza de la creación. Se puede beneficiar de la sabiduría que ha descubierto en su canto, pero el canto pertenece al dador de la vida.
El poeta ha sido un instrumento y se ha beneficiado del canto que sale de sus entrañas, pero se tiene que desapegar del fruto de su inspiración. Pertenece a la Humanidad.
El poeta cuando crea, se está maravillando de su obra. Porque no es él quien crea. Se le está haciendo partícipe del acto en si de la creación. Y es por ello bienaventurado.
El poeta cuando crea, está dando generosamente, como da el árbol su fruto, como da el mar su grandiosidad, como dan los pájaros su canto, como dan las flores su olor y belleza, como dan las estrellas su eterno titilar, para deleite de la obra cumbre de la creación, el ser humano. Y cuando están dando están recibiendo inspiración. Y son ellos los afortunados de esa experiencia.
El poeta es la poesía personificada. Ya no podrá ignorar su condición. Necesitará hacer poesía para poder vivir. Será un esclavo de la poesía. Al final respirará poesía y se habrá dado cuenta de que esta vida es poesía.
Liberemos al poeta que todos llevamos dentro y volemos cielos abiertos, gritando nuestra condición de seres humanos impregnados de poesía.
Fernando García Muñoz