miércoles, 29 de octubre de 2008

LA PAZ ES POSIBLE PARA MI :: Fernando García Muñoz

¡Qué evidente se hace la paz cuando te embriagas de su perfume!
Cuando las palabras son sustituidas por la sensación de plenitud.
Cuando tímidamente el sentimiento se va abriendo paso y desplaza a la lógica y a los razonamientos y a las ideas preconcebidas, en definitiva a los conceptos.
Cuando desde mi atalaya esperaba pacientemente una señal de bajeles repletos de tesoros arrastrados por profundas corrientes marinas y que una y otra vez pasaban delante de mí, como si se tratara de un encantamiento de los dioses marinos.
Cuando en mi desolada búsqueda atisbo un átomo de paz y sigo su rastro percibiendo que mi corazón salta de alegría porque esa paz es auténtica, me lleno de gozo, y regocijo.
Cuando me llegó la posibilidad de la paz interior, divisé en mi horizonte más próximo cómo se abrían los cielos y se me mostraba un pacífico, grandioso y majestuoso firmamento que inundaba todo mi ser y me hacía humildemente feliz. Mi corazón también se abrió y respiré una profunda brisa que procedía no solo de los océanos de este mundo, sino del universo entero. Me llegó la primavera y con ella cobraba vida todo mi ser. ¡Tanta fragancia esperándome! ¡Tantos colores para ver! ¡Tantas flores para oler! ¡Tantas olas para escuchar su cadencia y su armonioso sonido! ¡Qué maravillosa creación!
Cuando el corazón de un SER HUMANO me habló y conseguí ver más allá de las apariencias, de lo feo o hermoso, de lo gordo o flaco, de lo bajo o alto y mi corazón detectó al instante que yo también soy un ser humano con capacidad de amar y ser amado, entonces empieza la verdadera preparación para el instante tan deseado…
Cuando el corazón baila y es partícipe de la danza de otros seres humanos compartiendo un mismo propósito, una misma meta, que no es otra que la paz de este mundo, entonces yo comprendo, no necesito preguntas, porque la respuesta siempre ha estado dentro de mi.
Cuando sientes verdadera pasión por la vida, quieres compartirla con tus congéneres, aunque ellos no quieran escuchar. Qué milagroso regalo poder dar un poco de claridad y ser consciente de que esa claridad no es tuya, sino que eres partícipe de cómo tu corazón habla y derramas belleza, alegría y el más noble sentimiento que tenemos los seres humanos que vivimos en este hermoso planeta…

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